La mortaja» de David Cronenberg: ¿homenaje íntimo o ficción confusa?

Cuando David Cronenberg habla de la muerte, es normal que resulte un poco inquietante. Su último largometraje, Shrouds, estrenado en cines el 30 de abril de 2025, ilustra una vez más esta fascinación por el cuerpo, la tecnología y el dolor, pero esta vez con un tono más íntimo y personal. Una película sobre el dolor… pero con un giro Cronenberg.
Ficción que refleja la realidad
El director canadiense no lo oculta: Les Linceuls nació tras la muerte de su esposa de cáncer. El protagonista, Karsh (interpretado por Vincent Cassel), es un doble apenas velado de su esposa. Empresario afligido, crea una start-up, GraveTech, que permite a los vivos observar los cuerpos de sus seres queridos fallecidos a través de tumbas conectadas. Es un dispositivo tan escalofriante como poético. Pero la historia cambia cuando varias tumbas, incluida la de su esposa, son objeto de vandalismo.
Este intrigante punto de partida conduce a una investigación teñida de transhumanismo, paranoia de seguridad y conspiración, elementos que Cronenberg domina, pero que, aquí, alteran el equilibrio emocional de la historia. Oscilamos entre la melancolía sincera de un hombre de luto y los meandros, a veces abstrusos, de un guión demasiado cerebral.
Puesta en escena meticulosa pero mensaje disperso
Visualmente, David Cronenberg se mantiene fiel a sí mismo: la estética es fría, clínica y despejada. Las escenas retrospectivas, sobre todo las del lecho conyugal, son conmovedoras en su escalofriante ternura. Diane Kruger, en un doble papel, y Guy Pearce completan un reparto sólido, aunque la película parece, sobre todo, haber sido realizada como un desahogo personal de su director.
Una película divisiva pero que invita a la reflexión
En parte horror corporal elegíaco, en parte torpe tecno-thriller, Les Linceuls deja un sabor extraño. Más cerebral que emocional, más teórico que visceral. ¿Es un buen homenaje o una obra demasiado encerrada en sí misma? Una cosa es cierta: David Cronenberg nunca deja de explorar lo que nos obsesiona a todos: la muerte, la ausencia, el rastro.
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