Cuando Patrick Dempsey lleva gafas TAG Heuer
Entre circuitos de carreras y diseño de precisión, Patrick Dempsey impone su visión del lujo con TAG Heuer.
Una colaboración que dura… y se fortalece
Desde 2014, Patrick Dempsey ha sido algo más que un embajador de TAG Heuer. Se ha convertido en uno de sus rostros más icónicos, como Steve McQueen antes que él. En 2025, esta relación alcanzará un nuevo nivel: el actor estadounidense se convertirá oficialmente en el rostro de TAG Heuer Eyewear, la línea de gafas de alta gama de la marca suiza.
Esta nueva campaña no es una iniciativa aislada, sino la prolongación natural de una asociación basada en valores compartidos: el gusto por el rendimiento, el amor por el detalle y la elegancia deportiva. Todo ello lo encarna Patrick Dempsey, ya sea a través de sus papeles o de su compromiso con el deporte del motor.
Un estilo de vida entre Hollywood y las 24 Horas de Le Mans
Pocas musas pueden presumir de tan doble legitimidad: un aclamado actor de Anatomía de Grey y un piloto de carreras. Patrick Dempsey dejó su huella al convertirse en finalista de las 24 Horas de Le Mans de 2015 (2º en la categoría GTE Am), antes de ser honrado con el premio Espíritu de Le Mans en 2019. Estas hazañas de armas resuenan en el ADN mismo de TAG Heuer.
Esta profunda conexión con el mundo del automóvil le convierte en un embajador creíble e inspirador de una marca cuyas creaciones combinan tecnología, estilo y resistencia.
TAG Heuer Eyewear: cuando las gafas se convierten en el arte del movimiento
La nueva colección de gafas TAG Heuer, diseñada en colaboración con Thélios (fabricante de gafas del grupo LVMH), refleja esta rara alquimia entre diseño puro y funcionalidad extrema. Diseñada para personas que viven a 300 km/h, se dirige a una clientela exigente para la que los accesorios son una extensión de su estilo de vida.
Una imagen que rueda con precisión
Al convertirse en el rostro de TAG Heuer Eyewear, Patrick Dempsey da una nueva dimensión a su papel de embajador. No representa a la marca, la encarna. Un equilibrio perfecto entre refinamiento discreto y espíritu competitivo.
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