«La Venue de l’avenir»: Klapisch firma una película intimista

Una película sobre el futuro, mirando al pasado. Con La Venue de l’avenir, Cédric Klapisch explora las raíces, las épocas y las misteriosas conexiones que entretejen nuestras identidades. Presentado fuera de concurso en Cannes 2025, este decimoquinto largometraje es una reflexión suave y poética sobre la herencia, la memoria y la transmisión.

Un edificio, un antepasado, cuatro herederos

Todo empieza en Normandía, en una casa abandonada. Seb, Abdel, Céline y Guy -primos que no se conocen entre sí- heredan una insospechada reliquia familiar. Mientras exploran las instalaciones, descubren queAdèle, su misteriosa antepasada desaparecida en 1895, había abandonado la casa para trasladarse a París. Su marcha supuso un punto de inflexión en la historia de la familia.

Suzanne Lindon interpreta a Adèle, una joven curiosa y de espíritu libre cuyo diario sirve de hilo narrativo. Un personaje entre la realidad histórica y la fantasía, motor de un viaje literario y sensorial a través del tiempo.

1895: el otro siglo, el otro París

1895 fue también el año de la primera película de los hermanos Lumière, del cartel de Mucha de Sarah Bernhardt y de la primera exposición individual de Paul Cézanne. La película mezcla estos hitos culturales con una historia de autodescubrimiento, protagonizada por Paul Kircher y Vassili Schneider como las figuras masculinas que Adèle conoce en la floreciente capital artística.

A medio camino entre un TGV contemporáneo y un transatlántico de vapor, Klapisch abre las puertas al tiempo, jugando con los estilos, los medios y la estética.

Un fresco generacional más sensible que espectacular

Con La Venue de l’avenir, Klapisch ha producido una obra más contemplativa que sus éxitos anteriores. Sin grandes dramas, sólo fragmentos de humanidad cosidos a mano. Un recordatorio de que el futuro sólo puede pensarse mirando al pasado.

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