Este restaurante confidencial, a dos estaciones de París, esconde una inesperada terraza…

En cuanto cruzas las puertas, el ajetreo de París se desvanece. Este rincón escondido, cargado de historia y bordeado de huertos, revela una terraza con una vista impresionante de la Dama de Hierro. Bienvenido al Domaine Reine Margot.

Una dirección histórica a las puertas de París

En Issy-les-Moulineaux, a dos paradas de la Puerta de Versalles, el Domaine Reine Margot – MGallery parece un espejismo. Su nombre no es sólo un homenaje: fue aquí, en 1606, donde Margarita de Valois -más conocida como Reine Margot- fijó su residencia para huir de la peste y las intrigas de la corte. Este monumento histórico catalogado renace ahora como hotel de 5 estrellas, gracias a una renovación de Jean-Michel Wilmotte.

El lugar alberga ahora un hotel de 83 habitaciones, un spa mineral bañado en luz, un bar de ron ubicado en una antigua capilla y, sobre todo, un restaurante abierto a un jardín comestible, llamado Marguerite 1606. El resultado es un raro ecosistema donde se funden patrimonio, cocina y naturaleza.

Marguerite 1606: bistronomía vegetal en plena naturaleza

Lo que hace que este restaurante sea tan excepcional no es sólo su cocina, sino también el modo en que está enraizado en el paisaje vivo que lo rodea. Enclavado entre un huerto y un vergel, el restaurante ofrece un menú de sabor vegetal, creado pensando en la cosecha. Aquí, los platos reflejan lo que las manos han recogido: espárragos blancos estofados, carpaccio de dorada con caldo verde, o mollejas de ternera y alcachofas en texturas.

A la hora de comer, una fórmula de negocios te permite disfrutar de una comida en 45 minutos, sin comprometer la calidad. Por la noche, la mesa se vuelve más contemplativa, con aperitivos caseros al atardecer, seguidos de delicias primaverales como filete de Saint-Pierre con zanahorias tiernas o lomo de ternera asado. De postre, los profiteroles caseros y el soufflé de chocolate hacen las veces de las magdalenas contemporáneas de Proust.

Una terraza como en ningún otro sitio

Pero el verdadero choque estético se produce en el exterior. La terraza de Marguerite 1606 se abre a una hectárea de campo cuidadosamente trazado, en la pura tradición de los jardines del siglo XVII. Más que un escenario, el huerto se convierte en la columna vertebral de la experiencia, una prolongación gustativa de los platos. En el horizonte aparece la Torre Eiffel, lejana pero majestuosa, casi irreal en este entorno bucólico.

Los fines de semana, el restaurante se transforma en un cuartel general familiar, con brunch dominical, colorear, paseos educativos por el jardín, talleres infantiles… La gente viene por el pollo asado, se queda por el huerto de malvaviscos y las hierbas frescas para oler, coger y saborear.

El experimento continúa hasta el anochecer

Cuando hace buen tiempo, la terraza se convierte en un animado escenario, con sorbetes caseros durante el día y un brasero por la noche. Los músicos se unen a la fiesta, convirtiendo la cena en una velada apacible, casi festiva. Una segunda terraza, más privada, frente a la capilla de la finca, es el lugar ideal para un tête-à-tête o un café matutino.

Pero eso no es todo. Para los curiosos, el invernadero situado al final del jardín puede transformarse en una sala privada para un almuerzo apartado o una celebración íntima. Cada rincón de la finca parece haber sido diseñado como una variación de la experiencia, un momento suspendido en el tiempo.

Entre inmersión, conciencia y discreta elegancia

Lo que llama la atención aquí es el equilibrio. El Domaine Reine Margot no es un hotel parisino ostentoso ni un retiro aburrido. Encarna una forma de lujo ecológico, donde cada elemento tiene un significado. La arquitectura respeta la historia, la cocina sigue el ciclo natural, el spa se abre al jardín y el bar destila rones excepcionales en una capilla secreta.

400 referencias de todo el mundo se almacenan en vitrinas dignas de un museo sensorial, para degustaciones íntimas bajo el resplandor de las vidrieras.

Por qué nunca olvidarás este almuerzo

El Domaine Reine Margot no es sólo una dirección: es todo un descubrimiento. Su ambiente, su comida, su terraza, sus secretos… todo contribuye a crear esa rara sensación de haber estado realmente en otro lugar, a menos de 15 minutos de París.

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