Por qué Harris Dickinson lo cambia todo para Rhode (y no por casualidad)
Cuando el cuidado de la piel se convierte en una cuestión de actitud, no de género. Al contratar al actor británico Harris Dickinson, Rhode está desdibujando las líneas tradicionales de la belleza masculina.
Una campaña que va contra los códigos tradicionales
Fundada por Hailey Bieber, rhode se ha consolidado en los últimos años como una marca de cuidado de la piel minimalista, sensorial y ultraestética. Pero al integrar a Harris Dickinson en su mundo, ha superado un hito simbólico. Ya no es una marca de mujeres que se abre a un público masculino, sino un actor que encarna una filosofía transdisciplinar de la belleza: suave, radicalmente sencilla, casi silenciosa.
En una serie de tomas en blanco y negro con una refinada dirección artística, el actor hace algo más que posar. Hace suyo el ritual del cuidado de la piel, en particular con la Bruma Glacial, el producto estrella de la marca. Lejos de representar un papel, se convierte en el ritual. Cada gota de su rostro cuenta una historia de intimidad, de cuidado personal, de nueva legitimidad en un mundo considerado femenino durante mucho tiempo.
Harris Dickinson: carisma crudo y dulzura confiada
Revelado en películas tan exigentes como Babygirl y El hombre del rey, Harris Dickinson desprende una rara mezcla de fragilidad y fuerza tranquila. Rhode capta este contraste con delicadeza. Donde otras marcas habrían elegido un modelo “estándar”, Hailey Bieber optó por una figura artística. Reconoció en él un aura propia, alejada de los estereotipos masculinos, y cercana a una masculinidad moderna: sensible, matizada, encarnada.
Una visión integradora marca un punto de inflexión para rodovia
Con esta campaña, Rhode no segmenta. No propone una gama “para hombres”, sino una comunidad universal de cuidado de la piel, centrada en la emoción, la textura y la relación íntima con uno mismo. Es un gesto poderoso, casi político: cuidar tu piel ya no es una cuestión de género, sino de estar presente en el mundo.
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