El Bar Long del Royal Monceau: el cuartel general más elegante de París

Bar

Ni un salón impersonal ni un bar clásico, el Bar Long del Royal Monceau – Raffles Paris es un lugar que desafía las expectativas. Un espacio fluido, vivo y habitado. En la encrucijada del teatro, el lounge y el café de autor. Más que un bar: un escenario. Una firma. Una declaración de intenciones. En el Royal Monceau, el Bar Long rompe códigos y da nueva vida a la palabra «palacio».

Una configuración a contracorriente

Cuando diseñó este inusual bar, el objetivo de Philippe Starck no era seducir, sino despertar la curiosidad. ¿Su reto? Romper con las convenciones hoteleras invirtiendo la dinámica de un bar tradicional. Se acabó el encuentro cara a cara entre el cliente y el camarero. En su lugar, una larga mesa central, estrecha y luminosa, recorre el espacio como un hilo narrativo. En torno a ella, no te sientas para pedir: te sientas para vivir.

Las paredes están animadas con una colección de obras de arte, chucherías íntimas y lámparas desparejadas, todo ello como guiño a la versión del siglo XXI de la hospitalidad, donde lo chic es sensorial, no ostentoso. Unas cortinas flotantes de lino blanco rompen el eje visual e introducen una suavidad casi cinematográfica. Aquí, cada detalle te invita a frenar, a escuchar, a sentir.

Un bar de hotel… que no lo parece

El Bar Long no se parece a ningún otro bar de palacio. Ni ostentoso ni estirado, se despliega como un respiro en el corazón del Royal Monceau. Y sobre todo : está abierto todo el día Un auténtico parisino todo el día . En cualquier momento del día, puedes encontrar tu lugar, tu ritmo, tu momento.

Puedes leer el periódico a las 10 de la mañana, pedir un tartar a las 2 de la tarde, saborear un Negroni a las 7 de la tarde o ponerte al día de los viejos tiempos con un Old Fashioned a la 1 de la madrugada. Este bar vive con los tiempos, sin perder nunca su elegancia ni su suavidad.

La carta cambia a lo largo del día, con una selección de platos calientes, tapas refinadas, repostería de la casa, cócteles de autor, vinos por copas y licores poco comunes. Los platos, sencillos pero muy cuidados, coquetean con los clásicos de la brasserie chic parisina, revisitados con ligereza y audacia.

Una terraza confidencial y soleada en el Royal Monceau

Cuando hace buen tiempo, el Bar Long se extiende hasta el jardín interior del palacio. Aquí puedes descubrir un tempo diferente: más meditativo, casi secreto. Oculto a la vista, rodeado de vegetación y elegante mobiliario de exterior, puedes disfrutar de un café o un Bellini, un ceviche o una panna cotta de cítricos. El silencio nunca es opresivo; acompaña el momento, como un raro lujo en el corazón de París.

La terraza, compartida con los restaurantes Matsuhisa e Il Carpaccio, sigue el ritmo del sol y de las estaciones, creando un espacio polifónico pero siempre armonioso, ideal tanto para reuniones discretas como para afterworks al aire libre.

El Bar Largo del Royal Monceau, el bar de los que saben

En un distrito saturado de direcciones llamativas o previsibles, el Bar Long atrae a una clientela exigente. Artistas, creativos, diplomáticos, periodistas… Todos encuentran aquí un cierto equilibrio: sustancia sin pretensiones, estilo sin esfuerzo. Es un lugar que susurra más que brilla, que deja que cada uno proyecte sus propios deseos. Solo, en dúo o con diez personas alrededor de la larga mesa, siempre estás donde te corresponde, y en otro lugar al mismo tiempo.

El Bar Long es un momento suspendido, abierto todo el día. Es un lugar cambiante, pero siempre fiel a su promesa: ofrecer un interludio urbano donde la gente venga menos a consumir que a experimentar. Un clásico instantáneo, hecho para durar.

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