Cinco ciudades europeas donde los turistas (de verdad) superan a los residentes
Cada verano, la población de algunos destinos europeos literalmente explota… y por una buena razón, con oleadas de visitantes que llegan por miles. Un estudio realizado por Holidu, en colaboración con Euromonitor International, ha examinado este fenómeno comparando el número de llegadas de turistas con el número de habitantes en 2024. El resultado: una clasificación clara. Y hemos decidido destacar cinco de los principales destinos turísticos del mundo. Las ciudades más superpobladas de Europa. Spoiler alert: si buscas paz y tranquilidad, no te molestes.
Dubrovnik, la postal tomada por asalto
Dubrovnik se lleva el premio. A la cabeza de la lista, Dubrovnik es el epítome del turismo de masas. Magnífica ciudad encaramada al borde del Adriático, su destino cambió cuando la serie Juego de Tronos decidió ambientar allí sus escenas. Desde entonces, la ciudad ha sido tomada por asalto.
En 2023, había casi 27 turistas por cada habitante. Desde entonces, las autoridades han intentado regular la situación -limitando el número de pasajeros de cruceros, estableciendo cuotas para grupos organizados-, pero la impresión sobre el terreno sigue siendo la misma: Dubrovnik se ha convertido más en un lugar de paso que en un lugar para vivir.
Rodas: la isla al borde del colapso
En segundo lugar, Rodas, en Grecia, cuenta con una proporción de 26 turistas por habitante. Una vez más, la receta es familiar: un centro medieval catalogado, playas hasta donde alcanza la vista, un clima ideal… y una infraestructura turística bien establecida. Demasiado bien, quizá.
En temporada alta, los autobuses vierten su torrente de pasajeros en las mismas calles, a las mismas horas. Los restaurantes rebosan y las playas se estrechan. Y si sales un momento del centro, descubres una isla que también necesita respirar. Para los habitantes de la isla, el verano se ha convertido en sinónimo de adaptación: cambio de horarios de trabajo, itinerarios alternativos, retirada a terrenos más elevados.
Venecia, un museo al aire libre… ¿pero por cuánto tiempo?
Venecia no necesita presentación. Y, sin embargo, se podría decir mucho más. No menos importante es que la Serenissima acoge cada año a más de 21 visitantes por habitante. Una cifra asombrosa si tenemos en cuenta que la población local disminuye año tras año.
Venecia es bella, única y frágil. Pero también se está volviendo inhabitable. Los venecianos están abandonando la ciudad, sustituidos por visitantes. Las tiendas cierran o se transforman. Y en verano, los vaporettos parecen vagones de metro.
En 2024, la ciudad empezó a cobrar entrada a los excursionistas. Un gesto simbólico, pero que dice mucho. Venecia intenta no perderse del todo.
Heraklion: punto de entrada, punto de saturación
Cuarta en la lista: Heraklion. Capital de Creta, Heraklion es ante todo una puerta de entrada. Aquí desembarcas, aquí atracas, por aquí pasas. Y a veces, te quedas. Pero aunque no sea un destino en sí misma, Heraklion sigue siendo un lugar muy concurrido. El resultado: 18 turistas por cada habitante.
Museos, transbordadores y autocares con aire acondicionado marcan el ritmo de la ciudad. El centro se convierte en un cruce de caminos. Es el lugar donde tomar un café antes de partir hacia las playas del sur. Te detienes aquí entre dos excursiones. Pero para los lugareños, la impresión es de flujo permanente, de perpetuo intermedio.
Florencia: cuando el arte atrae más que el mar
Florencia cierra el top 5, con unos 14 turistas por habitante. Esto puede no parecer tan espectacular, pero la sensación suele ser más intensa. Porque Florencia es pequeña. Y densa. Y en unas pocas calles, su centro histórico ostenta una de las mayores densidades de obras maestras del mundo.
Desde el Ponte Vecchio hasta la Galería de los Uffizi, pasando por la Plaza de la Señoría, todo está a un paso, y con flashes. La ciudad no es un balneario. No ofrece ociosidad. Pero atrae a una multitud continua, ávida y apresurada. Las colas forman parte del paisaje. Y la paz y la tranquilidad aquí son un lujo poco frecuente.
Lo que estas cifras no siempre dicen
Podrías pensar que esta clasificación sólo concierne a los turistas. Pero en realidad se trata de ciudades. Y de en qué se convierten. Porque más allá del número de visitantes, hay efectos concretos: precios que suben, comercios que cambian, escuelas que cierran, residentes que se van.
Demasiados visitantes pueden significar menos vida. Menos mezcla, menos identidad. Una ciudad es algo más que sus monumentos. Está formada por las personas que viven, trabajan y crecen en ella. Y cuando el turismo se apodera de ella, ese equilibrio cambia.
Viajar de otra manera todavía es posible
Esta clasificación no es una advertencia, sino una invitación. A posponer tus viajes. A elegir quedarte un poco más. A entrar por el patio trasero en vez de por la entrada principal. A viajar menos, quizá, pero mejor.
Visita Florencia en noviembre. Pasea por Rodas al amanecer. Duerme en Mestre y descubre Venecia a pie a las siete de la mañana. O simplemente busca en otra parte. En ciudades que conocemos menos, pero que están esperando a ser descubiertas.
Porque sí, estos destinos son hermosos. Pero no merecen que los convirtamos en un telón de fondo. Y nos merecemos algo mejor que una foto más, tomada apresuradamente entre dos grupos de pasajeros de un crucero.
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