Alessandro Michele tiende a Valentino sobre un lecho de satén

Sobre un lecho de satén, la moda parece haberse detenido. Para la campaña Valentino Primavera 2026, Alessandro Michele ha abandonado la pura exuberancia por un estilo más interior. ¿El resultado? Una producción suave, casi suspendida, lejos de sus efectos habituales.

Un retiro silencioso, lejos del escenario teatral habitual

Fotografiada por Marili Andre, la campaña nos invita a una intimidad orquestada: modelos reclinadas, absortas en sus gestos mundanos: teclear, soñar, mordisquear. Vista desde arriba, la escena evoca un cuadro, entre la cotidianidad desantificada y la gracia silenciosa.

Pero no te equivoques: esta sobriedad no es una renuncia. Es una nueva forma de poder visual, menos barroca que el debut de Alessandro Michele en Valentino, pero igual de evocadora.

Una colección entre evanescencia y estructura

El vestuario de Primavera 2026 oscila entre la opulencia y la pureza. Hay vestidos de gasa con lunares, conjuntos de bouclé en tonos pastel, cárdigans bordados y faldas de plumas.
La firma del diseñador sigue ahí -drapeado icónico, estampados retro, volúmenes generosos-, pero el tono está cambiando. Menos sobrecarga, más espacio para respirar.

Ellegado de Valentino está entretejido con una narración personal: la de un director artístico en busca de sentido, precisión y quizá incluso madurez.

Un punto de inflexión estético (¿y estratégico?) para Alessandro Michele

El contraste con el rojo sangre del desfile de otoño-invierno es asombroso. Aquí, la atención se centró en la luz, los tonos pastel y una feminidad despreocupada pero sofisticada.
Peinados suaves de Alex Brownsell, maquillaje iridiscente de Aimi Osada, accesorios de firma: cada detalle reforzaba una visión controlada pero menos teatral.

¿Es una respuesta a las críticas a la “guccificación” de Valentino? Tal vez lo sea. O simplemente un capítulo más personal, en el que comprendemos que los sueños pueden existir sin exageración.

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