Hermès refuerza su presencia en relojería: una apuesta suiza, un desafío parisino
Hermès está ampliando su centro de producción de relojes en el Jura suizo. Es una estrategia que podría cambiar las cosas en París, donde la marca sigue siendo un pilar del lujo.
El Grupo Hermès sigue apostando por la excelencia artesanal. Tras aumentar su capacidad de producción en marroquinería y vajilla, la Casa aborda ahora un sector en el que quiere acelerar: la relojería. ¿La próxima etapa de este plan? La ampliación del centro de Noirmont(Suiza), prevista para 2028.
Este centro, situado en el cantón de Jura, no es en absoluto un centro secundario. Desde 2017, reúne dos áreas de especialización estratégicas: la fabricación de esferas (a través de la empresa Natéber) y de cajas (dentro de Joseph Erard), dos estructuras adquiridas por Hermès en 2012 y 2013 respectivamente. Una vez ampliada, la manufactura ocupará 11.000 m², lo que supondrá un aumento significativo de la oferta interna.
Una estrategia industrial fuerte
Hermès no es una recién llegada a la relojería, pero ahora parece decidida a jugar en la gran liga. Además de Noirmont, la marca tiene un taller en Brügg, para correas y carcasas de cuero, y posee acciones en la prestigiosa Vaucher Manufacture Fleurier, experta en movimientos mecánicos. El objetivo es claro: controlar la cadena de producción de la A a la Z.
Se espera que esta expansión vaya acompañada de la contratación de 100 empleados, prueba del compromiso a largo plazo de la marca Hermès con la industria relojera. Una respuesta concreta a una desaceleración temporal: las ventas de relojes Hermès cayeron un 10% en el primer trimestre de 2025, desaceleración atribuida a una elevada base de comparación vinculada al Año Nuevo Chino.
¿Y qué pasa con París?
Aunque los relojes se ensamblan en Suiza, París sigue siendo el corazón palpitante de la marca. Es en París donde Hermès diseña sus campañas, presenta sus piezas insignia y atrae a una clientela internacional a sus emblemáticas boutiques. La expansión suiza podría dar lugar a un renacimiento creativo en la capital, donde el mercado de la relojería de lujo está siempre a la búsqueda de objetos con una fuerte identidad.
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