Neuschwanstein, el castillo que inspiró a Disney, se convierte en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

Con su encanto de cuento de hadas, el castillo bávaro que inspiró a Walt Disney acaba de ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un homenaje tardío pero esencial.
Dominando un valle bávaro a casi 200 metros de altitud, el castillo de Neuschwanstein se ha unido por fin a la prestigiosa lista de lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Aunque su nombre pueda parecer complicado de pronunciar ([nɔʏˈʃvaːnʃtaɪn]), sus líneas góticas, tejados azules y altas torres resultan familiares a todo el mundo, aunque sólo sea por las adaptaciones de Walt Disney.
Cada año, 1,4 millones de visitantes acuden a este edificio encaramado, sobre todo en verano, cuando la cifra se eleva a más de 6.000 al día. Hay que decir que el castillo recuerda a la Bella Durmiente, Cenicienta y Blancanieves, obras todas cuya estética de cuento de hadas está directamente inspirada en Neuschwanstein.
Un lugar mágico… con un destino trágico
Construido a partir de 1868 a instancias del rey Luis II de Baviera, el castillo nunca llegó a terminarse en vida de éste. El monarca, apasionado del arte y de la figura de Luis XIV, gastó fortunas en sus palacios, hasta que se encontró aislado, arruinado y marginado por su entorno. Su fascinación por el rococó, visible en el oro de Linderhof y Herrenchiemsee, le llevó a una vida recluida, sin descendencia ni reconocimiento real en vida.
Sin embargo, su majestuosa obra ha atravesado los siglos. Y es esta dimensión onírica mezclada con una fuerte historia humana lo que justifica su clasificación actual.
Un lugar frágil que hay que preservar
La adhesión a la UNESCO es algo más que un homenaje. También es una protección necesaria, dado el intenso número de visitantes, el duro clima alpino y la fragilidad de los materiales decorativos utilizados. La administración de los palacios bávaros ha presentado un expediente detallado, que incluye planes de gestión, estudios geológicos y justificaciones científicas, para cumplir los requisitos del estatus de «valor universal excepcional».
De Baviera a Disneyland París
Las formas de Neuschwanstein se encuentran incluso en los parques Disney, sobre todo en Disneyland París, a pocos minutos de la capital. París no tiene nada de qué avergonzarse: la influencia de este castillo bávaro resuena en nuestros escenarios turísticos, en nuestras películas e incluso en nuestro imaginario colectivo.
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