Chez Julien, redescubre el alma del Viejo París
Bajo los adoquines del Marais, un restaurante sin igual intriga y atrae a los entendidos de la buena mesa. Chez Julien, un lugar mítico y acogedor, combina patrimonio, gastronomía y ese codiciado espíritu parisino.
Un capullo histórico en el corazón del Marais
A tiro de piedra de la Île Saint-Louis, Chez Julien te ofrece un auténtico viaje en el tiempo. Ubicado en una antigua panadería del siglo XVIII declarada Monumento Histórico, el establecimiento cultiva la elegancia sin ostentación. La decoración, diseñada por Gérard Cholot, conserva el esplendor de antaño con sus techos pintados bajo cristal, banquetas de terciopelo rojo y espejos envejecidos.
Este entorno encantador conquistó tanto a los equipos de rodaje como a los clientes. Cuando atraviesas la puerta de Chez Julien, toda una parte del Viejo París parece renacer, en una atmósfera de lujo discreto y convivencia natural que recupera el espíritu despreocupado de París.
Tres terrazas para vivir París de otra manera
Lo que hace tan raro a Chez Julien (aparte de su menú extraordinariamente bien ejecutado) es la increíble variedad de sus exteriores. Lejos de los clichés masificados del Marais, el restaurante ofrece tres ambientes diferentes, todos ellos orientados hacia un París más tranquilo y refinado.
Tanto si prefieres la intimidad de una discreta terraza, el calor envolvente de una plaza soleada o el encanto de una callejuela peatonal, cada rincón te invita a saborear el momento. Bajo los árboles o a cielo abierto, la vista de la iglesia de Saint-Gervais y del puente Louis-Philippe transforma el almuerzo en un interludio encantado.
Generosa cocina de temporada
Helmi Derbal se encarga de la cocina, aportando un toque moderno a las recetas clásicas. Tras haber trabajado en La Truffe Noire de Neuilly, ha creado un menú que cambia con las estaciones, celebrando los mejores productos con sencillez y gusto. Aquí y allá, las trufas se pasean por el menú.
En la mesa, nos sedujo el foie gras, cocinado en su punto (lo que es más raro de lo que crees), o el carpaccio de rabo amarillo de temporada. En cuanto al plato principal, no podemos dejar de recomendar el pollo de corral entero con mantequilla de trufa para compartir, o el Chateaubriand, cuya calidad y sabor fundente nos dejaron sin palabras. Para los amantes del lenguado, id a por él, es soberbio y rollizo. En cuanto a los postres, la carta da protagonismo a los grandes clásicos parisinos. Son un éxito perfecto, y no esperábamos menos para redondear esta excelente comida.
Si tienes prisa, hay un menú de mediodía excepcional a 29 euros.
Un salón confidencial para momentos especiales
Arriba, pasado un salón a rayas de cebra y tras una discreta puerta, hay un pequeño salón decorado con especial esmero. Con capacidad para un máximo de 20 invitados, esta zona privada es perfecta para eventos familiares, reuniones de negocios o fiestas privadas.
En este capullo a la luz de las velas, equipado con un sistema de sonido Bose privado, se ha pensado en cada detalle para ofrecer una experiencia a la vez lujosa e íntima.
Un lugar muy popular
Chez Julien es uno de esos raros lugares que escapan al bling-bling y al mismo tiempo atraen a los grandes nombres internacionales. Durante la Semana de la Moda, se convierte en un auténtico centro de fiestas. La campeona olímpica Simone Biles fue vista a menudo aquí durante los Juegos Olímpicos de París, al igual que prestigiosos equipos de rodaje que vinieron a inmortalizar la belleza del lugar para series de culto como Gossip Girl, Emily en París y Misión Imposible. Lejos del ajetreo superficial, es la autenticidad de la acogida, la naturalidad de los equipos y el ambiente embriagador lo que explica esta discreta pero poderosa moda.
📍1 rue du Pont Louis Philippe, 75004 París
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